Por qué los libros se parecen al amor
Por qué los libros se parecen al
amor
Por Feliciano Castro Loya
Haciendo a
un lado las recomendaciones de otros y la admiración que nos causan los grandes
escritores, elegir un libro a veces no tiene que ver tanto con lo que pensamos
o lo que otros nos dicen, sino con la intuición, con lo que sentimos, con esas
no pocas cosas que nos hacen seres contradictorios, como el amor.
Así como nos
ocurre al enamorarnos de las personas, los libros nos seducen de varias formas.
A veces resulta decisivo que tengan un título sugerente, que nos parezcan
interesantes. Otras veces el flechazo es visual y basta una buena fotografía en
la portada. Qué decir de esas versiones compactas y ligeras, pero con letras
grandes. También puede ocurrir, simplemente, que lleguen a nosotros cuando
tenemos demasiadas ganas de refugiarnos o perdernos en el mundo de otro.
Comenzar a
leer una novela es algo que nos emociona, nos hace sentir completos y, así como
el amor en sus primeros días, nos dibuja una sonrisa incluso si no estamos junto
a nuestra pareja.Así como
puedes enamorarte del aroma de una persona, al estrenar un libro también puedes
amar el olor de sus páginas nuevas.
Quiero decir
que a los libros también puedes amarlos, llevarlos al mar para ver la puesta de
sol o sacarlos contigo a contemplar la luna.
Puedes
llevarlos contigo de viaje y abrazarlos para no sentir frío, incluso volverlos
la excusa perfecta para ignorar al resto de la gente y no ir a fiestas
aburridas.
Así como con
tu pareja, con los libros puedes apasionarte, posar en ellos tus ojos
enamorados, aprender lecciones y contarle al mundo entero lo que te hacen
sentir.
Así como un
joven le presta el abrigo a su novia en
las noches de lluvia, a los libros puedes consentirlos un poco, forrándolos
para protegerlos de la humedad y del sol.
Así como
cada noche conversas por teléfono con tu pareja antes de dormir, puedes
llevarte un libro a la cama y dormir a su lado, para tener de él la última
frase del día.
Ciertamente,
también hay cosas en las que los libros no se parecen al amor.
No estoy
hablando solo de los finales felices, que no siempre se logran en la vida real,
sino de la incertidumbre misma del amor.
Puedes
entrar a una librería teniendo la certeza de que saldrás con un libro en mano,
pero no puedes saber dónde y cuándo encontrar el amor, quizás porque es él
quien te encontrará a ti.
Hay quienes
no quieren saber nada del amor, quienes ya lo encontraron y quienes siguen
buscándolo. Otros más han dejado de buscar, conscientes de que a veces esperar
es también una forma de encontrar.
Así como en
la vida, con el amor y con los libros lo mejor es tener expectativas moderadas.
Si en las
relaciones de pareja no sabes cómo acabará todo, al leer tampoco sabes si te
gustará el final. Solo tienes el instinto, el gusto, la corazonada, las ganas
de que funcione, el deseo de que resulte lo que esperas. Siento decirte que,
así como ocurre con las personas, habrá veces que los libros también puedan
decepcionarte, pero no por eso deberás dejar de leer ni de amar.
Si estás enamorado
y eres correspondido, te felicito.
Si no eres
correspondido, igual te felicito, ya es bastante milagro el estar enamorado.
Si aún
esperas al amor, te sugiero esperarlo leyendo, porque un buen libro puede
mantener a salvo nuestra pasión por la vida y por el amor.
Finalmente,
te dejaré con una breve historia personal que ojalá te resulte algo esperanzadora.
Una tarde, horas
antes de trasladarme por unos meses a otra ciudad, acudí a una tienda de libros
usados. En ella encontré una edición especial muy bonita de una novela extranjera
que me gustaba mucho. Yo ya me había gastado hasta el último peso que traía en
la bolsa y no podía comprarla en ese momento ni tampoco tenía tiempo de ir por
ella al día siguiente, así que me ausenté y hasta me olvidé un poco de ella.
Pasado un tiempo, cuando volví de aquella ciudad y tuve otra vez algo de
dinero, regresé a la tienda y tuve la fortuna de volverla a encontrar. A veces,
con el tiempo, los libros usados encuentran unas manos que no los sueltan nunca
más.
El amor no
es muy diferente. A veces pasa lo mismo con los corazones usados, que no van a
ninguna parte, que supieron llamar la atención y ser importantes, pero que hoy
no se abren a nadie más, que estuvieron en manos de alguien y hoy esperan ser
encontrados nuevamente.
Afortunados los aman, los que tienen la dicha de una ilusión para vivir. ¿Qué clase de libro seremos los vacíos del corazón?, ¿tal vez de pasta desgastada y hojas tan rotas que difícilmente atraen la atención de algún lector?
ReplyDeleteSaludos!!